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El taller de escritura : la juventud es una extraña enfermedad


que pase algo , lo que sea 
(zoo)


Como diría mi amiga Isa Calderón: "la vida es un coñazo sideral". Esto es algo de lo que nadie nos advierte lo suficiente. La aventura y el frenesí que nos promete la ficción brilla por su ausencia en la vida cotidiana y ese es uno de los elementos que pone en marcha la actividad artística, el drama humano y el crimen. De todas estas cosas, y por supuesto, de algunas más, trata la última película de Laurent Cantet (L'atelier) El taller de Escritura, que se presentó en la sección Un certain Regard del año pasado en Cannes y llega este mes de Mayo a los cines de nuestro país.  

Cantet, que ganó en 2008 la Palma de Oro de dicho Festival por  La Clase, vuelve a trabajar con su guionista habitual Robin Campillo, para abordar de nuevo una película centrada en la adolescencia. En este caso nos alejamos de la banlieu parisina para acercarnos  a la ciudad marsellesa de La Ciotat donde una novelista de éxito, interpretada por Marina Foïs, imparte un taller de escritura creativa a un grupo de adolescentes en riesgo de exclusión social. 







La inmigración, el auge de la extrema derecha y del terrorismo yihaddista, la crisis económica y el cierre de los astilleros en la ciudad costera son algunos de los ejes sociales que se introducen en el taller creativo y que le permiten a Cantet explorar el caldo sociológico de la juventud francesa actual como él mismo se había propuesto con la película:

"Quería mirar a esos jóvenes de otro modo, sin juzgarles, sin catalogarles como extremistas o idiotas, tratar de entender cómo funcionan los mecanismos de seducción de los extremismos"


Pero esta exploración sociológica bienintencionada y documental, tan parecida al cine al que nos tiene acostumbrado el director; con el uso de conversaciones improvisadas y de actores no profesionales, pronto se centrará en las idas y venidas de uno de los jóvenes del taller, Antoine, que capta la atención de la profesora por su talento literario y su fascinación por la violencia. 



En ese momento la película cambia de tono y se va volviendo lentamente en un thriller psicológico sofocante sobre el aislamiento, la necesidad de pertenencia, la huida y el sentido de la creación. Hay un interés malsano, violento, casi erótico entre escritora y alumno; de ella hacia él porque ansia la verdad de una juventud que es incapaz de trasladar hacia la literatura, y de él hacia ella porque cree que es ese vehículo invisible que le puede llevar al mundo "de la ficción" , al lugar donde ocurren las cosas.  

Y es aquí donde L'Atelier se vuelve realmente interesante, se convierte en una película que se dirige hacia el abismo sin llegar a despeñarse mediante un difícil equilibrio entre la nada y el todo, avanzando con referencias claras al existencialismo y planos llenos de poesía como el del joven Antoine disparando a la luna, mientras encarna un deseo de aventura que la vida le niega y que luego trasladará a su texto: "que ocurra algo". 




El personaje de Antoine se acerca bastante al Mersault de El Extranjero de Camus. Si el calor y el tedio convirtieron a Mersault en un asesino casual, las mismas fuerzas, la nada inherente de la vida, su falta de horizontes y perspectivas frente al rotundo deseo de la juventud pueden convertir a Antoine en un criminal casual o en un fascista casual. Para Antoine, como para Meursault, matar es un acto inexplicable, como la existencia de Dios o la fe en el destino. Parece que Cantet nos está advirtiendo con una sutileza poco habitual en su obra, que en Francia está creciendo una juventud enferma. 



El taller de escritura (L'Atelier) es una película hipnótica, en la que se aprecia una intención sociológica y otra poética, una influencia roselliniana  y otra que nos acerca a directores contemporáneos como François Ozon, Olivier Assayas o Michael Haneke donde resuena el eco de un terror europeo, todavía sin rostro . 

💃💃💃💃 Recomendada 







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