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The Good Fight 2ª temporada : la verdad es una circunstancia

  Primero la tragedia, segundo la farsa, 
tercero el porno

( Diane Lockhart)




¿Qué hacer en un mundo donde el mal y el bien, la verdad y la mentira , la justicia y la injusticia, la realidad y el fake se entremezclan hasta tal punto que es imposible distinguir sus límites? Si queremos entender ese mundo,  deberíamos sin duda echar un vistazo a The Good Fight la serie escrita por Michelle y Robert King que ha estrenado esta primavera su segunda temporada en CBS all access y que podrá verse a la vez en todo el mundo. En España a través de la plataforma Movistar Series. 

The Good Fight es el spin off de la larguísima ( 7 temporadas),  estirada y culebronesca The Good Wife, escrita y producida por los mismos creadores, que utilizaba las desavenencias familiares de su protagonista (Julianna Margulies) como excusa, para introducirnos en el ambiente legal de Chicago. La serie estaba concebida en realidad como un procedimental legal con trama amorosa, aunque los creadores siempre buscaban que los casos presentados en la serie tuvieran alguna resonancia con los acontecimientos del mundo real. 


El paso de una a otra, no es un simple cambio de personajes, ahora centrados en una de las abogadas socias del bufete, Diana Lockhart (Christine Baranski) que en este caso es decir mucho. En el mismo título, los creadores dejaron claras sus intenciones: el paso de wife a fight es un juego de palabras idóneo que define la trayectoria de los seguidores de Hillary tras la victoria de Trump. Ya en el primer episodio de la nueva serie, veíamos a una Diane desesperada delante del televisor ante la toma de posesión del presidente Trump. Y ahí la serie marcaba las diferencias con su predecesora. 



Diane Lockhart no es , ni lo pretende, el arquetipo de esposa-madre-trabajadora-ejemplar que encarnaba la Margulies. Allí donde algunos han visto una de las risas más honestas y pegadizas de la televisión, se adivina  también una mirada profundamente melancólica y descreída hacia un mundo al que siente que ha dejado de pertenecer. Más aún en esta segunda temporada, que arranca cada capítulo con el número de días que el presidente Trump lleva en la presidencia, y con una Diane sumida en un profundo estado de perplejidad, cuando no de viaje lisérgico que la hace oscilar constantemente entre la realidad y la alucinación. 






Y es aquí donde los creadores se han soltado definitivamente la melena, atreviéndose a ir un paso más en su denuncia política y social y también alejándose de su referente inicial para arriesgarse con un lenguaje que recuerda mucho más al de Ally McBeal o al de los agudos diálogos de Aaron Sorkin en The Newsroom. Esta temporada también es mucho más coral y menos procedimental. La serie gana con la incorporación de Audra McDonald en el papel de la pragmática Liz Reddick y con el protagonismo que ganan personajes como Adrian Boseman o la detective Marissa Gold, para volver a mustiarse con la cuota culebronesca de las tramas de Lucca Quinn y Maia Rindell. 




Valentina Morillo, explica en Fuera de Series como es el ritmo de grabación de la serie, para que los casos de actualidad coincidan al máximo posible con la emisión de la serie.
 En esta segunda temporada encontramos el caso de violación en el reality show Bachelor in Paradise que la serie traslada a uno de sus litigios, la marcha supremacista de Charlottesville en el caso de la quema de casas a militantes supremacistas,  la existencia del video porno de Trump en la suite de un hotel de Moscú, las declaraciones de una actriz porno amenazada por el servicio secreto que coinciden con las declaraciones de la actriz porno Storm y sobretodo el control tecnológico y mediático y la postverdad. La sensación de que estamos en un mundo que se mide por unos parámetros desconocidos e incontrolables  es el verdadero hilo conductor de toda la segunda temporada que se condensa a la perfección en el discurso de Liz Reddick en el capítulo siete, cuando el bufete se reúne para preparar el impeachment de Trump con el partido demócrata:

" Acusarle de obstrucción es seguir las viejas reglas . Las nuevas reglas son estas. Yo tengo un video ¿Dónde está el video? Hay que seguir al ataque, sin dar explicaciones, sin pedir disculpas, si alguien te confronta, ya tienes lista la siguiente acusación . Ya no se trata de la verdad, ni de mentir. Se trata de quién retrocede y quién avanza."


La convulsión de los tiempos pone a los protagonistas de la serie en el abismo de elegir entre el compromiso ético  y el posibilísimo profesional ¿es posible defender la verdad y la justicia en un mundo que ya no las diferencia? 



💃💃💃💃 Recomendada


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